sábado, 10 de abril de 2010

El fútbol de mi pueblo.


Es importante aclarar que escribo este post el sábado 10 de abril, en la previa del partido Alianza Petrolera – Real Santander, con el equipo barranqueño en segunda posición en la tabla, a tres puntos del líder, Atlético La Sabana, después de 5 victorias, 2 derrotas y un empate.


Si se pudiera resumir, la historia y los logros del fútbol en Barrancabermeja se contarían con los dedos. El primero sería la fundación de la Corporación Deportiva Alianza Petrolera el 24 de octubre de 1990 y su posterior inscripción, ratificación, personería jurídica y aprobación en la Dimayor. La segunda sería aquella final del torneo de la B, disputada en noviembre de 2002 ante Centauros de Villavicencio, donde la máquina amarilla, después de un emocionante empate 0-0 de local, perdió su única oportunidad de estar en el torneo profesional por un dudoso penalti en el último minuto de juego. Las otras serían un poco más irrelevantes, como los goles de Sergio Herrera en la Selección Colombia sub-20 que en últimas lo llevarían al América de Cali y luego a un fracaso estrepitoso en Arabia Saudita y la contratación de Iván René Valenciano como el “galáctico petrolero”, que al final resultaría reducido a sus espectáculos de embriaguez, mal fútbol y dos goles en un semestre.

Con este palmarés, pareciera que el Alianza Petrolera estuviera destinado a fracasar desde sus inicios. Si bien el arranque fue muy dinámico y motivador, con Ecopetrol aportando dos lotes (uno para los entrenamientos, el otro como estadio) y un apoyo monetario importante para la época; y la Alcaldía sacando recursos de las uñas para mejorar una infraestructura futbolística inexistente, la realidad después de 19 años pareciera ser otra. El lote donado, nunca se utilizó para entrenar y hoy se encuentra en la mitad de un lío jurídico que involucra a la Junta Directiva y al Presidente del equipo (o ex – Presidente, ya no se sabe). El estadio, por otro lado, bautizado en honor a un odontólogo paisa que en sus tiempos libres hacía las veces de dirigente deportivo, tiene la solidez y cimentación digna de una catástrofe civil, comprobado con el estudio llevado a cabo por el Inderba el año pasado donde demostró que de las 8.000 personas que tiene de capacidad, sólo 1.500 tendrían condiciones estables de seguridad y las 6.500 restantes, estarían en peligro inminente de colapso. Para evitar la tragedia, en la actualidad no hay acceso a estas zonas, lo que limita la capacidad de la boletería a pobres quince millones de pesos, sin descontar las boletas de cortesía.

No es culpa de la gente que está ahora al frente de la administración. La realidad es que por costumbre y tradición política, el Inderba prácticamente no existe para el municipio, y una política integral del Deporte en Barrancabermeja (con ejes y estrategias) brilla por su ausencia. Por esta razón, no es sorpresa que en Barranca se hayan disparado las tasas de delincuencia y drogadicción juvenil en la última década. Esta falta de planeación resulta en decisiones improvisadas que llevan a la construcción de numerosos elefantes blancos en adecuaciones deportivas en la ciudad. El ejemplo más reciente es la pista de bicicross en la mal llamada “Villa Olímpica”. ¿Alguien podría mostrarme el estudio de factibilidad y conveniencia de esta construcción?

Por supuesto, el Alianza Petrolera no es la excepción. A 2010, la Corporación es una entidad totalmente quebrada, ilíquida y con pasivos superiores a los mil millones de pesos. Hay ocasiones donde los jugadores duran 4 y hasta 5 quincenas sin pagos, por lo que no tienen motivación alguna para jugar. En resumen, el equipo es sinónimo de mediocridad y corrupción. Por esta razón, no es muy fácil buscar patrocinios en el sector privado: nadie quiere estar relacionado con el Alianza y además, las entidades que sí podrían aportar algo se excusan en argumentos que se caen sobre su propio peso. Ecopetrol por ejemplo, se escuda que una empresa con capital público no puede apoyar ni soportar equipos deportivos. Falso, ¿ó como hace EPM para patrocinar a Santa Fe? ¿Ó como hacen las empresas licoreras departamentales para apoyar a equipos de la A y de la B? La alcaldía también hace lo mismo, impidiéndose a sí misma para aportar más fondos por restricción presupuestal. Igual de falso, ¿entonces cómo hizo Judith Pinedo para sacar más de 10.000 millones de pesos para invertir en el Real Cartagena? ¿Cómo hizo Corzo para prometer en campaña (y cumplirlo una vez electo) de llevar al Cúcuta Deportivo a la Copa Libertadores?

A todo lo anterior hay que sumarle un defecto inclusive peor que todos los demás: inestabilidad directiva. El Sr. Botero, Presidente del equipo (el anterior, ó el actual, cómo dije no se sabe) y la Junta Directiva que lo acompaña es mañosa, inepta y sin interés por el equipo. Lo más triste es que entidades como la Cámara de Comercio de la ciudad, entendiendo de la importancia de la causa deportiva comenzaron a apoyar al equipo para encontrar un muerto viviente ingobernable e inmanejable. Justo cuando el equipo comenzaba a levantar cabeza, la situación se volvió insostenible y hoy, vuelven los mismos a hacer las mismas. Justiniano, ¿usted si sabe administrar un equipo de fútbol? Lo invito a jugar Hattrick, para que se haga una idea inicial de cómo es la situación.

Un equipo de fútbol es parte de la identidad de una ciudad. En países con cultura futbolística mucho mayor, las personas se sienten orgullosas de tener un equipo en cuarta división. Acá no pasa esto. Es tan pobre la situación, que el animador del equipo antes de iniciar un partido grita eufóricamente: “Que viva el Alianza Petrolera, y que viva el Juniorrrr de Barranquilla”. En Ibagué el Indio Pijao siempre sonríe, tiene pundonor, garra, energía y coraje; la mascota en Barrancabermeja es un loco desnutrido con serios indicios de alcoholismo. Ni que decir de los pocos espectadores que vamos al estadio, ya que más de la mitad llevan (llevamos, en algunos casos) camisetas que ó bien son de equipos de la primera categoría ó equipos internacionales, y los radios están más pendientes de lo que pasa en Armenia o Cali, que en Valledupar y Bucaramanga.

También la economía tiene mucho que ver. Un equipo de fútbol bien manejado hace parte de la competitividad de una región y una ciudad. ¿O alguien conoce algo sobre Villareal en España que no sea por el submarino amarillo? No tengo los números, pero los impactos en publicidad, televisión, ocupación hotelera, espacios en televisión, turismo y otros por cuestiones de fútbol no deben ser nada despreciables. Es una imagen mediática de gran impacto positivo para todos. Si estamos aburridos de escuchar en las noticias nacionales sobre paros, violencia y petróleo en Barranca, el fútbol podría ser una buena salida. Un tip: la sección deportiva en un noticiero ocupa más del 50% del espacio de tiempo total, y tiene mayor recordación que las noticias nacionales.

Soluciones hay muchas y de todos los tamaños, dependiendo del norte que se quiera seguir. Históricamente, un idilio político y social es la integración perfecta de los sectores público y privado. Está demostrado hasta la saciedad que en países en vía de desarrollo estas iniciativas tienden a fracasar. Pero paradójicamente los temas deportivos suelen ser la excepción. Para la muestra, acabamos de ver la Organización de los Juegos ODESUR en Medellín, globalmente a la altura de los Olímpicos de Barcelona en 1992, pero imponiendo un estándar altísimo para la región, acostumbrada a logísticas dignas de los años cincuenta.

Volviendo al Alianza, el equipo puede responder a esta coyuntura. Para encontrar una respuesta simple es cuestión de buscar en el interior del nombre del equipo. La solución es una ALIANZA entre la Gobernación, la Alcaldía y la Empresa Privada para que las cosas puedan ser diferentes sin irse a los extremos. Es decir, no pueden aportar las migajas que entregan actualmente pero tampoco puede ser la única fuente de ingreso; el equipo debe ser auto-sostenible en el mediano plazo, pero como punto de partida se debe hacer una inversión fuerte. Esa sostenibilidad se logra llenando el estadio (con 10.000 asistentes, mínimo), con contrataciones decentes, con un técnico de experiencia y con una veeduría ciudadana y de los grupos de interés que certifiquen que el manejo de los recursos es el mejor. Las empresas privadas siempre ven el patrocinio como una oportunidad de publicidad, así que si el equipo juega bien y gana, ¿a quién no le gustaría tener su marca en el frente de la camiseta?

El año pasado el equipo tocó el fondo de su crisis, a tal punto de ser el equipo anti-record en el Fútbol Profesional Colombiano. Este año, sin aparente razón (ya que cambios estructurales no ha hubo entre los dos períodos) la historia es diferente y el equipo podría incluso meterse dentro de los 4 semifinalistas. Muchos seguimos aguardando el día en que se pueda hacer un papel protagonista y no uno de relleno en un torneo nivelado por lo bajo. Mientras tanto, mañana iré al estadio, me compraré una paleta de mango biche y haré toda la fuerza para que un Banguero, un Movil, un Rentería ó un Uhía hagan un buen partido y ganemos, para comenzar a creer que el Alianza Petrolera podría ser mucho más de lo que por ahora, nunca podrá ser.

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